Desde hace varios años, estoy dando vuelta a una nueva etiqueta para el blog, un lugar para dar rienda suelta a la imaginación y relacionada de una forma u otra con el CFA Nvalmoral. Esta nueva etiqueta tiene que ver con las historias que suceden en el CFA, pero también dando un toque literario y de intriga, que pueda atraer al lector, para discernir que parte es real, y cual es inventada. Porque está claro, para contar una historia buena, se debe de basar en algo real; ¿Que parte?, cualquiera puede ser, el principio, el final, la parte central. Os invito a que intentéis, descubrirlo, a través de la nueva etiqueta del blog, "HISTORIAS DEL CFA".
Nuestra primera historia, se titula; "TE VOY A DAR UN CONSEJO, NO PREGUNTES".
Lo que voy a contar, nadie lo sabe, es algo que tengo guardado en mi
interior, pero no puedo soportar más. Quizás; al escribir estas líneas pueda
aliviar de una forma u otra esa tensión que, en ciertas ocasiones se acumula en
mis sienes presionándome como una prensa hidráulica. El tener que cargar con
esta pesadilla que no me deja dormir y que me ha costado y me cuesta muchas
sesiones de psicólogos, es algo de lo que debería no haber recogido, no poder
recordar, es más, si pudiese volver atrás, no haber hecho la pregunta.
Un pregunta, si solo eso, una frase entre dos signos interrogativos.
Ahora miro eso dos símbolos y parecen que se burlan de mí, como retorciéndose
de la risa. Pregunta abierta, frase que el receptor puede o no puede contestar
y que al final contestó; como una daga clavada en mis ojos.¿Por qué tuve que
preguntarlo?, otra vez una pregunta, me persigue como una sombra que no me deja
avanzar y me ata los pies a un mundo que no quiero estar. La pregunta surge de
una inquietud, de la necesidad de saber algo, conocer, tal vez curiosidad. Si
la curiosidad mató al gato; a mi, personalmente me dejó tocado, casi hundido;
flotando en un mar de incertidumbre, pidiendo auxilio por si alguien de alguna
forma u otra puede ayudar a este naufrago de la vida.
Corría el año 2010, llevaba un par de años trabajando en el Centro
Educativo como profesor, lo recuerdo perfectamente el mismo día cuando al
terminar la clausura del curso, en el Claustro de profesores, Chema, el Jefe de
Estudio me propuso que fuese el tutor de 1º de grado medio el próximo año.
-Bueno Chema, no sé si estoy preparado para ser el nuevo tutor, llevo
poco tiempo dando clase y todavía me queda mucho para terminar de preparar el
temario.-dije yo.
-Venga hombre; todo el mundo tiene que ser tutor un año u otro, y si no
es este será el siguiente, mejor pasarlo antes que después.- insistió otra vez.
-Esta bien, ¿pero como lo hago? ¿Hay algún libro por donde pueda
guiarme?.
-Por supuesto, pero no te preocupes, mañana a primera hora me paso por
tu despacho y te llevo todo el material, tenemos todo el verano para
prepararlo. -Argumentó el Jefe de Estudio.
A la mañana siguiente a primera hora como había acordado con el Jefe de
Estudio, estaba esperando para recibir todo el material necesario para
prepararme la tutoría, pero era ya las nueve de la mañana y nadie apareció por
el despacho, así que me dediqué hacer la programación anual de mi asignatura.
Hice una pausa sobre las once para tomar un tentempié y charlar un rato con los
compañeros que nos reunimos alrededor de la maquina de café.
-Fíjate, esta mañana he quedado con Chema para que me diese el material
para prepararme la tutoría y no ha aparecido- le comentaba a mi compañero un
tanto decepcionado.
- Quizás se le ha olvidado y no sabe a quien se lo dijo, míralo por el
lado bueno, no tendrás que ser tutor, menudo rollo.- me argumentó.
- Si, eso es cierto, pero ya me había mentalizado, y cuando digo algo,
intento cumplirlo.
- Ten cuidado, que Chema siempre nos intenta liar, es un liante de
cuidado.-concluyó mi compañero.
La verdad es que mi compañero tenía razón, Chema siempre está
intentando enrolar a todos en alguna actividad o viaje; y encima si eres una
persona que te cuesta decir que no, pues tienes más papeletas de que te líe; a
día de hoy todavía me sigue engatusando con sus cantos de sirena.
Cuando terminamos el descanso me pasé por el despacho de Chema, para
hablar sobre el tema de la tutoría, entré sin llamar al ver que la puerta
estaba entreabierta, y al empujarla, me dí cuenta que no se encontraba allí. Me
quedé observando por un instante el despacho. La mesa llena de montones
ordenados de papeles, “posit” escritos a lápiz por todos los lados y una pila
de libros, coronado por un libro donde se podía leer el título en francés de
algo sobre “jardines”, al lado de la mesa se encontraba una mesa auxiliar con
un ordenador encendido. Sobre todas las paredes había estanterías llenas de
libros y los huecos que no estaban cubierto por las mismas, se rellenaban con póster
de plantas. Me llamó la atención que al girar para irme, al lado de la puerta
se encontraba un póster de un hombre de Cromagnon, como vigilando el despacho,
para que todo el que entrase no se siéntese solo, esperando al Jefe de Estudio,
o quizás también estaba esperando y su miranda era para decirme que había
llegado antes. En estos pensamientos me encontraba cuando apareció Chema, por
la puerta.
-Hola Chema, ¿no habíamos quedado esta mañana para que me dieras las
guías?- le increpé.
-Si, pero no he podido por que me ha surgido un tema importante que
tenía que resolver, mira- decía mientras se acercaba a un estante para coger
cuatro libros y varias carpetas- aquí tengo toda la documentación que necesitas para que puedas preparar
la tutoría.
-Jo, pues valla, este verano va a ser largo- dije asustado.
Ese verano fue largo, es
cierto, también fue muy instructivo en el tema de la tutoría; las largas noches
con las ventanas abiertas para que entrase algo de aire, mientras examinaba con
detalle bajo la luz del flexo, el material de tutorización me hizo plantearme
la tutoría como una asignatura más, donde el alumno pudiese aprender ciertos
valores, que a priori, se les da por aprendido pero llegada la hora de la
verdad, esos valores los desconoce.
Al comenzar el curso, lo tenía claro, lo que iba a hacer, la primera
sesión era fácil, conocimiento del entorno y de los compañeros, como una toma
de contacto, con el nuevo ambiente donde iba a pasar, si todo iba bien, los dos
próximos años.
La segunda sesión fue también fácil de preparar, ya que se iba a elegir
el delegado de curso, lo planteé como si de autenticas elecciones se tratara,
salieron dos voluntarios y prepararon ambos sus programas electorales, recuerdo
que uno de ellos, propuso alargar quince minutos más los recreos, por supuesto,
su propuesta no prosperó, primero porque no salió elegido, ya que la elecciones
las ganó su contrincante por un escaso margen.
La tercera sesión de tutoría, quería plantearla desde un nuevo punto de
vista didáctico, utilizando las últimas técnicas en la materia. La idea era
sencilla, para ayudar a un alumno a salir de un pozo, se debe saber en que pozo
está, así que para saberlo tenía que preguntar por ese pozo; si, ahí está la
dichosa pregunta, la que me iba a dar tantos quebraderos de cabeza. La sesión
comenzó explicándole que le iba a plantear una pregunta que iba a escribirla en
la pizarra y debía ser contestada por todos y de forma anónima para evitar
saber quien la había hecho. Me lo tenían que dar doblado para evitar toda
suposición de quien la había escrito. La pregunta que puse en la pizarra fue:
“¿Qué es lo peor que has hecho en tu vida?”.
Se oyeron comentario del tipo, pues en un folio no me cabe, pues vamos
a estar aquí mucho tiempo. Le dije que solo era una frase que lo definiera y ya
está. Algo sencillo e inocente- pensé.
Al entregarme el último alumno el papel doblado, di por terminada la
sesión, porque tenía ganas de leer lo que me habían puesto. Me senté en el aula
y empecé a leer.
Al principio, lo típico de unos jóvenes de 17 años, algunos más
arriesgados, otros más inocentes, hasta que llegué a un folio doblado más de lo
estipulado, lo desdoblé con cuidado y lo que leí, me congeló la sangre, el alma
y el corazón se me estremeció. Lo que ponía en el folio era:
“He matado a un hombre y nadie lo sabe”.
Se me pasó por la cabeza millones de preguntas; quien lo había escrito,
como lo había hecho, porque cometió un acto tan bárbaro y sin sentido. Como
puede un joven que tiene toda la vida por delante realizar una cosa de tal
calibre.
Me voy a enfrentar ante un auditorio de 24 alumnos todos los días y uno
de ellos es un asesino, como voy a mirarlos a la cara, si me reprochan algo de
un examen, subir la nota o salir antes, que debo hacer, aceptar o seguir mi
criterio, sabiendo que puedo incomodar a uno de ellos que puede realizar de
nuevo otro acto brutal contra mi persona.
Me dirigí al despacho del Jefe de Estudio y al entrar, solo encontré al
hombre de Cromagnon, mirándome, parecía que hasta esta vez, se dibuja cierta sonrisa
en su rostro. Desvié la mirada, ya que tenía otras cosas que me preocupaban
más. Al cabo de un rato, apareció Chema:
-Hombre Majo, que tal te va con tus alumnos de la tutoría, he oído que
las clases las tiene muy bien programadas.- dijo animándome.
-Bueno Chema, a eso venía, no soy capaz de llevar todo como a mi me
gustaría, me falta tiempo para prepararme las clases, no llego con todo,
debería dejar las tutorías.- dije algo apenado.
-Como vas a dejarlo; puedes llevarte el trabajo a casa y prepararlo por
las noches, si no es tan difícil.- comentó.
-Supongo que no lo dirás en serio, primero porque tengo una niña
pequeña que tengo que atender, y segundo no puedo con todo, quiero dejar la
tutoría.- Concluí; no quería explicarle los verdaderos motivos que me empujaban
a realizar está acción, para no crear ningún tipo de alarma social innecesaria.
-Como vas a dejarlo, es imposible, quien te va a sustituir a estas
altura de curso, debes de continuar- me comentó.
Al no atender a mis explicaciones tuve que decirle el verdadero motivo
por el quería dejar la tutoría.
- Vamos, como vas a pensar que un alumno haya hecho algo así, es
imposible, de lo contrario, la Guardia Civil hubiese actuado. No puede quedar
impune un delito de tal envergadura.-argumentó Chema- No hagas caso, a eso. Los
alumnos tienen mucha imaginación y a veces se pasan un poco.
-¿Y que hago?-le pregunté.
- Olvídalo, bórralo de tu mente, y continua con tu programación-
concluyó Chema.
Me armé de valor y así lo hice; pensé -soy un profesional y debo
continuar con mi trabajo. Aunque en mi cabeza todavía resonaba tanto la
pregunta como la respuesta y no podía dejar de pensar en ello, tenía que
actuar, hacer algo, no podía dejarlo correr.
Al llegar las Navidades, hice un listado de los alumnos y las localidades
de donde era, y aprovechando que tenía que ir a Cáceres, me pasé por la sede
del diario el Hoy que se encontraba en la Advenida Primo de Rivera, número 1,
para poder consultar en la hemeroteca
artículos de asesinatos y desapariciones que se habían producido en el
2009, pero no pude encontrar nada, ya que los archivos y periódicos se suelen
trasladar al cabo de cierto tiempo a la Biblioteca Municipal. Me dirigí a la
misma que se encontraba a la vuelta de la manzana en la calle Alfonso IX. Y efectivamente
toda la documentación que necesitaba para mis pesquisas estaban allí, así que
me puse a revisar todos los archivos y periódicos del 2010 hacia atrás con la
esperanza de encontrar algún indicio sobre el tema. Y eureka, hacia un año y
medio, un excursionista había desaparecido en una zona del norte de Cáceres, y
al cabo de seis meses lo había encontrado muerto con una fuerte contusión
craneal debido, según estaba leyendo, a una caída por un terraplén y al
comprobar con el listado de alumnos, vi que había tres alumnos que residían en
la misma zona.
Hice el cerco más pequeño, ahora solo había tres posibles sospechosos;
pero si indagara más me iba a delatar, así que lo dejé correr. Nunca descubrí
realmente quién fue el que escribió esa nota tan macabra, que me ha creado una
profunda incertidumbre, con lo que me he hecho adicto a un fármaco con un
nombre un poco raro, me ha hecho despertarme a altas horas de la madruga con
horribles pesadillas. Si pudiese volver atrás no hubiera realizado esa pregunta
abierta, me hubiera decantado por un cuestionario de preguntas cerradas, cuya
contestación puede ser un si o un no, y eso de momento no causa tanta
perturbación.
Ya han pasado más de tres años, ya estoy más tranquilo en mi vida, no me importa lo que hagan los alumnos, que piensa o lo que quieren hacer en la vida, es su problema y no me interesa para nada. Eso no quita, que si viene un alumno a pedirme ayuda, yo encantado se la ofrezco para sacarle de cualquier pozo, por muy profundo que sea. Un consejo a quien lea estas palabras, si os da miedo lo que puedan contestarte; jamás, jamás hagáis la pregunta.
Ufff,el pozo, la pregunta y la desconcertante respuesta. Debió ser bastante duro enfrentar lo que cuentas. Gran testimonio y muy valiente por tu parte compartirlo.
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